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jueves, 18 de junio de 2009

Lovely Rita

El cuento que publico a continuación forma parte de una serie de relatos cortos titulados LOVELY RITA Y que algunos alcanzaron a ser publicados por primera vez en Lobuznez esteparia, mi antiguo blog, Espero disfruten tanto como yo. Un beso PUTAS!!


Lovely Rita


El observar su cuerpo tendido a mi lado por las noches, poseía un elixir de deseo insaciable. Ella. Una goblin del drama postmoderno, erguía una atmósfera de pasión con tan sólo mirarle a los ojos. Ella. Monumento real a la locura, nada más con acercase a unos metros de distancia se podía sentir esa energía abrasadora.


Acostumbrada a que las cosas sean de la manera que ella desea, se rehusaba a aceptar la unión entre nuestros cuerpos. Yo. Acostumbrada a que las cosas en la intimidad sean de la manera que deseo, perseveré y encontré el tacto perfecto en su piel. Velvet. Podía pasar toda la noche tocándole delicadamente hasta que el sueño me venciera. Cálida. Un vapor se alzaba sobre su cuerpo cada que le acariciaba. Ella, con los ojos bien abiertos y yo con los ojos bien cerrados. Mi deseo voraz abandonó el brazo derecho, primer lugar de colonización por mis manos, y se lanzo en busca de su cintura y una vez hecho el contacto, mi cuerpo se erizó de delicia. No pude contener abrazarla cada vez más fuerte, hasta que mi respiración quedaba justo en su oído y al percatarme de ello, mi instinto me llevo al beso. Con demencia me apodere de su cabello, lo poseí por un rato dentro de mi boca, le roía lentamente a la vez que mis manos no dejaban de comerle de igual manera el pecho. Astutamente mi mano se había colado hasta poseer sus senos. Ella sólo callaba bajo las sabanas. Yo jadeaba para mi misma, no quería asustar a mi presa.

Cuando el frenesí que me invadía explotó, no evite hacer evidente el deseo de poseerla. Ya había logrado sacar su blusa y su pantalón de dormir, y había palpado con mis manos todo su maravilloso cuerpo. Mordisqueé su cabello, bese su cuello, luego me avasalle por su espalda y la loba que llevo dentro se apoderó de mi. Olía pausadamente su piel, ya no sólo encontraba placer en palparla, ahora me la devoraba con el olfato. La animalidad de la escena sacó a flote su instinto bestial y se abrazó a mi cuerpo para dejarme atrapada entre sus brazos y saboreando con mi lengua la exquisita pulpa de sus tetas. Le comí sin prisas en medio de la oscuridad del sauna que se había vuelto mi habitación. Manjar de dioses, frase trillada y por demás a doc para describir el momento.

Había estado ausente toda la tarde. Tirada en la cama con la mirada clavada en el techo, parecía que quisiera atravesar el concreto y fugar lejos del sitio que le aprisionaba. Yo haciendo mi rutina de trabajo diario pero sin perderle de vista, alzaba apenas la mirada sobre el monitor de la computadora para poder mirarla absorta. Me ponía caliente mirarla con una pierna distendida y la otra flexionada, con la rodilla apuntando al cielo. Discretamente pasaba su mano por su entrepierna y se acariciaba lentamente con su dedo índice y cordial; mientras a mi se me marcaban los pezones sobre la blusa y en mi panti la humedad de la excitación.

Rita no era cómo las demás chicas en mi cama. Ellas, las otras, se mostraban expertas a la hora de entregar el cuerpo. Rita, era obsesivamente pasiva, a veces hasta parecía que le disgustaba el placer, cómo si se tratase de un pecado mortal o cómo si su conciencia heterosexual le impidiera ser heteroflexible; su hedonismo no llegaba a tanto. Siempre supe que Rita no era gay y aún así me enrole en una relación extraña con ella. Me había prometido a mi misma no caer en jueguitos de experimentar lesbianismos con ninguna otra, siendo que a una mujer como yo, ese tipo de situaciones nos da flojera, pues con nuestra muy definida sexualidad y madurez, buscamos algo estable. A mis 33 años puedo decir que me he regalado el placer de estar con una chica de 27 que parece tener mucho por dar y descubrir. Lo que sé es que Rita es especial. A bien no sé que cosa sea eso que la hace no tener igual, pero me seduce la posibilidad de averiguarlo. Rita no es una mujer demasiado Mm.… digamos que es a penas guapa, pero despierta el fuego con su mirada.


Para que nuestros cuerpos se compaginaran hicieron falta 3 días de compartir la cama con caricias urgentes. La primera noche sólo pude tocarle el cuerpo donde lo más intimo que tuve fueron sus maravillosos pechos. La segunda alcanzó a abrirse de piernas y dejar que la tocase por sobre la panti sin lograr siquiera sentir la comezón de su bello vello. Para la tercera noche ya pedía que le comiera los senos a mordidas y solita se quitó la ropa. Yo la miraba como se la quitaba y la tiraba por toda la habitación. Me miraba con una expresión de deseo que fue el mejor afrodisíaco. Entonces abrí las piernas y esperé a que tomara la iniciativa. Cómo pantera se fue por entre mis muslos, colocando sus pechos a la altura de mi boca, yo en venganza no se los comí de inmediato, preferí abrazarla y hacer que su cuerpo se posara sobre mí. La cara me quedaba justo en medio de sus tetas, no las bese. La olfatee durante un rato y acaricié sus perfectas nalgas hasta que se monto en mi y con una mano llevo su seno a mi boca, entonces complaciente la devoré. Me cabalgaba como si la estuviera penetrando y ni siquiera le estaba tocando otra cosa que no fueran sus nalgas y sus tetas. Baje mi mano hasta su monte y lo palpe con detenimiento y jalaba la cadera hacia mi como pidiendo que bajara y bajé. Me coloqué justo en su clítoris, mi índice y cordial se apresuraron a buscar cavidad y la encontraron. Era mi hora, la volteé y me coloque entre sus piernas besándole el vientre, mientras mis dedos la masturbaban y ella no dejaba de chillar. Que dirían los vecinos, seguro más de dos estaban pegados a la pared y otro más a la puerta escuchando nuestra sonata. Pero poco me importaba, yo seguía haciéndola correr. Mis muslos estaban empapados de mi lubricación pero no me preocupaba que ni siquiera me estaba tocando, le quería dar rienda suelta al cántaro de pasión que me estaba comiendo. Y la agitación creció con el ritmo cómo es de suponerse era el clímax y estaba apunto de tener uno de los orgasmos más largos de su vida. Con la experiencia de haber recorrido miles de vaginas, sabía hacer cosas maravillosas con mis dos manos, le estaba estimulando tres de los lugares más erógenos de su sexo hasta que el cántaro se rompió llenándome la cara de agua de manantial.

Rita ríe cuando esta teniendo orgasmos, por lo menos cuando yo se los alcanzo…


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